Lo que empieza mal, termina mal dicta el refrán popular muy utilizado por la sociedad mexicana.
Esa frase que ha pasado de generación en generación se le puede adaptar al actual Fiscal General de la República. Lo que empuja el Presidente Andrés Manuel López Obrador siempre pertenecerá políticamente a Andrés Manuel López Obrador.
La Constitución dotó de autonomía e independencia a la nueva Fiscalía General de la República. Su transformación fue para blindar a la encargada de llevar ante la justicia a los que delinquían con toda la libertad sin recibir presiones, pero la FGR no nacía y su titular ya se la había entregado en un cheque al Presidente.
Ahora, Alejandro Gertz no solo ha rendido a la procuración de justicia a los deseos del Presidente sino también a su sed de venganza. Persigue científicos que no le permitieron entrar a su prestigiado círculo.
Si bien, es conocida la vida de los académicos que venden sus servicios al mejor postor antes que al país, ahí están los ejemplos en la UNAM, donde Institutos de Investigaciones cobran millonadas por asesorías jurídicas a gobiernos y empresas privadas, el Fiscal se equivocó al querer tomar venganza por no se parte de ese olimpo de la investigación.
Con su persecución, Gertz Manero ha dañado a una institución que nunca ha gozado de prestigio. Su furia echa por la borda la esperanza que tenían los mexicanos por una justicia imparcial.
Ya no hay lugar para Alejandro Gertz en la FGR ni en el Estado mexicano, para recuperar la confianza debe salir el Fiscal de AMLO y traer a un jurista verdaderamente independiente, capaz de decirle no al Presidente ni a sus fobias.
Gertz ya tiene lo que quería, es investigador nivel 3 del Sistema Nacional de Investigadores aunque difícilmente alguien le ofrezca un cubículo.
@agsarubbi