En nuestra historia moderna, no hay un solo Presidente que no se salve de ser señalado como corrupto.
Por más que juren y perjuren que no lo son, todo los incrimina.
Desde los tiempos pos revolucionarios, todos los Presidentes civiles han sido presa de los ataques ciudadanos sobre la inmoralidad de sus gestiones.
Todos han seguido la frase de un político pobre, es un pobre político.
Durante los tres años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador las acusaciones sobre su familia no han cesado. Sus hermanos han sido exhibidos en videos recibiendo sobre de dinero y ahora, su hijo José Ramón fue denunciado en informaciones periodísticas por vivir en una residencia en Houston con valor de un millón de dólares y una vida muy cómoda, prototipo de la vida que repudia su padre en México.
Pero… la diferencia entre los casos denunciados de los hermanos del Presidente al de su hijo, muestra una gran diferencia.
Sus hermanos recibieron cuando AMLO no era Presidente, y el estilo de vida de José Ramón está exhibido cuando Andrés Manuel ya es el titular del Poder Ejecutivo.
¿La Casa de Houston será la casa Casa Blanca de los López Obrador? Todo dependerá de la reacción del Presidente.
En los últimos días se le ha visto afectado, dañado, enojado y quizás lastimado. Se ha guardado sin decir nada, será que prepara una bomba para mandar un ejemplo que a él no se le toca como a Peña Nieto.
Más allá de una casa de un millón de dólares, lo que se juegan los López Obrador son su credibilidad, porque Andrés Manuel llegó al poder para acabar con la corrupción y su familia no lo ha dejado.
@agsarubbi