Cuando le restan tres años de gobierno, el Presidente Andrés Manuel López Obrador se ha radicalizado y para fortuna de un país plural, estas decisiones extremas no se están representando en sus políticas de gobierno sino en sus declaraciones.
López Obrador ha entendido que la verdadera diferencia que puede hacer respecto a otros presidentes mexicanos es en la forma en la que expresa su realidad.
Si bien, nunca llegamos a parecernos a Venezuela como se dijo miles de veces cuando se confirmó el triunfo de AMLO, el líder de la Cuarta Transformación se parece cada vez más a Nicolás Maduro en su tono de hablar.
Insisto, ni México está tan afectado como Venezuela, ni AMLO gobierna como Nicolás Maduro, pero sus declaraciones se están acercando al nivel del dictador venezolano.
López Obrador ataca sin pensar, insulta sin medir y descalifica sin entender. Toda crítica para él es un ataque.
Y en sus respuestas se está pareciendo Nicolás Maduro y al hacerlo, pierde el respeto del mundo no solo en su persona, sino en los logros que pueda llegar a tener.
A México no le conviene tener a un Presidente parecido a Nicolás Maduro, porque pierde su fortaleza ante el mundo, puntos que han costado muchos años lograrlo.
@agsarubbi