jueves, 28 de marzo de 2024.

Del Bronco a la boleta. La duda razonable y el oráculo de Delfos ¿Quién podrá defendernos?

lunes, 16 de abril de 2018
663 Vistas
Sin categoría

La reciente resolución emitida por el Tribunal Electoral en el caso del “Bronco”, como en el caso de “Ríos Piter” han abierto un debate sobre el actuar de los magistrados y los alcances de la justicia electoral, lo cual nos debe llevar a preguntarnos ¿hasta qué punto “la justicia electoral debe ser ciega”? o, en otras palabras, ¿qué tipo de impartición de justicia deseamos?

Por un lado, cuando escuchamos la rueda de prensa ofrecida por los juzgadores electorales, advertimos una actitud de auto-restricción, en cuyo razonamiento mayoritario, únicamente, se limitaron a decidir si al “Bronco” se le respetó su derecho a verificar si alcanzo el número de respaldos necesarios para poder ser candidato independiente a la Presidencia de la República.  

Es decir, en buen cristiano, determinar si en las etapas de verificación de sus apoyos ciudadanos, el INE le respetó su garantía de audiencia. Ante esta problemática, la Sala Superior, soportada en un argumento de “duda razonable” determinó que como el “Bronco” en las etapas de revisión de las firmas ciudadanas recuperó el 8.4% de los registros que se habían considerado como inválidos, luego entonces si se hubieran revisado la totalidad de los apoyos referidos (418,494), el candidato independiente hubiera alcanzado el 1.9% de las firmas que le faltaron por probar, las cuales alcanzaron un equivalente de 16,656 apoyos.

He aquí el punto de diferendo con la decisión mayoritaria del Tribunal, si la justicia electoral tiene como propósito garantizar la certeza y la autenticidad de los apoyos… ¿lo correcto no hubiera sido abrir un nuevo período para que se revisaran las firmas restantes y, así tener la seguridad que el candidato independiente cumplió con los apoyos requeridos por la ley electoral?

Pero no, en una esquizofrenia electoral, la mayoría de los jueces electorales, decidieron en un nuevo criterio, que yo denominaría de “interpretación astrológica” que, si el “Bronco” había recuperado los apoyos en las etapas previas de verificación, lo más probable es que si se llevará una nueva revisión los recuperaría, esto es, en un acto propio de predestinación del oráculo de Delfos decidieron pasar por alto el cumplimiento certero del umbral de firmas requeridos por los independientes (866,593 apoyos)

Sin embargo, siguiendo este argumento se le hubiera tenido que entregar el registro al señor “Ríos Piter”, pero es aquí cuando se advierte una justicia selectiva y, dos formas de juzgar diferentes, como en este caso el número de apoyos con inconsistencias ascendió a 906 mil, ahí se decidió entregar un espacio de 10 días para la validación de firmas.

Hecho que nos revela la impartición de una justicia instrumental, lo cual es el origen del malestar en la opinión pública y los ciudadanos, ¿por qué la aplicación de una justicia para unos y para otros no? ¿Cuál es la lección que sacamos? La cultura de la ilegalidad retribuye y premia al tramposo y no importa cuántas firmas falsas entregues, ya que la duda razonable siempre estará para protegerte.

En definitiva, ante este escenario escalofriante, debemos sacar algunas conclusiones, en el largo plazo, urge una reforma electoral en la que se establezca que cuando se advierta un porcentaje de firmas falsas, ya sea del 15% o 20%, sea causal inmediata para la nulidad del registro del candidato independiente, pero en el corto plazo, esta incorporación del “Bronco” a la boleta y, en su caso, de “Ríos Piter”  en las próximas semanas obliga a la autoridad electoral a redistribuir el financiamiento que se otorgará a estos aspirantes; el diseño de la boleta electoral; los spots en radio y televisión y los tiempos otorgados a los aspirantes en el debate, sin duda, tareas que no debemos pasar por alto y, que minan la claridad sobre las reglas del juego del actual proceso electoral.

Dicho esto, no nos queda más que pedir a las autoridades electorales que no se presten a este juego de reproches vía los medios de comunicación, que delatan una vez más la aguda crisis institucional y de protagonismo entre el INE y el Tribunal; que se recuerde que el mejor árbitro es el que no se ve y que los verdaderos protagonistas son los ciudadanos, por lo que no nos queda más que decir que el verdadero fortalecimiento de la democracia pasa por cerrar la brecha entre las leyes y la realidad, pero ¿cuál es esa realidad? Entender que la ciudadanía sólo pide certeza y altura de miras de nuestras autoridades electorales ¿será mucho pedir?

Comparte en redes sociales:

Dejar un comentario