El papa Francisco volaba el viernes al convulsionado Amazonas donde hombres, mujeres y niños indígenas lo recibirán en su visita a la mayor selva tropical del mundo. Los líderes nativos esperan que la cita marque un punto de inflexión para el cada vez más amenazado ecosistema.
Se espera que Francisco se reúna con varios miles de indígenas en un coliseo en Puerto Maldonado, una sofocante ciudad considerada la puerta de entrada a la Amazonía, en el primer día completo del pontífice argentino en Perú.
Líderes indígenas, muchos con adornos de plumas de colores brillantes, se mostraron optimistas con que el papa pueda servir de enlace con el gobierno de Perú para ayudar a resolver asuntos pendientes desde hace tiempo como los derechos sobre la tierra.
Este acto supone «una histórica reconciliación con las comunidades indígenas del Amazonas», dijo Edwin Vásquez, un líder indígena que viajó a Puerto Maldonado para escuchar al papa.
El viaje de Francisco se produce en un momento en que la expansión de la fiebre del oro y la agricultura, además de las nuevas carreteras y presas, convirtieron miles de hectáreas de exuberantes bosques verdes en páramos contaminados. El pontífice ya pidió antes a los líderes mundiales que protejan el Amazonas, presentándolo como uno de los «pulmones del planeta», y se espera que reitere este mensaje durante su discurso en Puerto Maldonado.
Además empleará el viaje para preparar el terreno para un gran encuentro religioso con la población que reside en la zona el próximo año.
La reunión del papa con miembros de la comunidad mapuche de Chile fue uno de los momentos más destacados de la primera parte de su viaje de una semana a la región. Francisco instó a los líderes mapuches a abandonar la violencia y pidió al gobierno chileno una mayor implicación con los nativos.
El llamado a la paz se produjo luego de que 11 bombas incendiarias dañaron, y en algunos casos calcinaron por completo, iglesias en varias partes de Chile durante la visita del pontífice. Investigadores hallaron panfletos en favor de la causa mapuche en algunos de los templos.
Los pueblos nativos de la Amazonía proceden de unos 350 grupos indígenas, algunos de los cuales viven en aislamiento voluntario. En los siglos posteriores a la colonización española, la mayoría de las creencias espirituales locales se perdieron por la evangelización de estas comunidades.
La iglesia católica sigue manteniendo una fuerte presencia en la región, aunque en la actualidad son pocos indígenas que van a misa y la mayoría se identifican como evangélicos, señaló Lizardo Cauper, presidente de la mayor organización indígena amazónica de Perú.
Muchos indígenas peruanos tienen curiosidad por saber qué llevó a Francisco a querer reunirse con ellos, explicó Cauper, al tiempo que esperan que pueda servir de mensajero influyente.
En una carta enviada a Francisco esta semana, los líderes de tres destacados grupos indígenas pidieron al papa que respalde su petición para que el estado conceda los derechos sobre 20 millones de hectáreas de tierras colectivas a los pueblos nativos. Además quieren que inste al gobierno de Perú a limpiar los ríos contaminados por la minería ilegal de oro.
En lugar de exigir la paralización de la minería y la explotación de la Amazonía, Vásquez dijo que la comunidad indígena quiere formar parte de las discusiones para decidir dónde y cómo se realizarán estas actividades.
Varios estudios han confirmado que la contaminación derivada de la minería tiene ya impacto sobre la salud de muchos residentes en la región.
Tienen plomo en la sangre», señaló Vásquez. «¿Eso es desarrollo?».
Cesar Yojaje, líder de la comunidad indígena Palma Real, fue uno de los muchos que viajaron en barco para saludar al papa el viernes. Tras una travesía de tres horas por el río, dijo que espera escuchar un mensaje contundente de Francisco.
Quiere que el estado devuelva la tierra a los indígenas y que se disculpe públicamente «por robarnos nuestras tierras y convertirlas en un parque”.