El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) impulsa la investigación para encontrar beneficios adicionales a la leche materna, al tiempo que promueve la lactancia en sus derechohabientes por el bienestar que produce al binomio madre e hijo.
Resaltó que para beneficiar a bebés prematuros se investiga el papel de los ácidos grasos omega para protegerlos de la muerte de tejido intestinal (enterocolitis necrosante) y de la retinopatía óptica, que puede causar problemas de visión permanentes o ceguera.
“Tenemos resultados preliminares y algunos que ya publicamos muy importantes donde se reduce de 80 al 90 por ciento el riesgo en desarrollar este tipo de infecciones”, destacó.
El otro protocolo que se lleva a cabo es respecto a la composición de la leche de hormonas que son de reciente descubrimiento para saber si también están en la leche materna, como la grelina y su relación en la modulación del apetito del menor.
“Menores alimentados al seno materno tienen mejor balance de hormonas apetito-saciedad. Hacemos el análisis de la microbiota (flora intestinal) de la leche materna, que por sus mecanismos inmunológicos provoca que sea de mejor calidad, mientras que los alimentados con biberón deben adquirir esa protección al exponerse al medio ambiente y sus microbios”, explicó.
La doctora López Alarcón, quien próximamente participará en el Foro “Por una infancia libre de obesidad en México” en el que hará un compendio de los resultados de diversos protocolos y de estudios publicados, recordó que los primeros protocolos en esta Unidad se desarrollaron en los años ochenta.
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Mediante la investigación en el IMSS se reportó que niñas y niños que son amamantados se enferman menos y cuando esto ocurre es por menos tiempo, además no pierdan el apetito, de tal manera que aún enfermos se protege su estado nutricio, destacó la doctora López Alarcón.
También se demostró que al analizar la composición de la leche materna se encontró que proporcionan ácidos grasos omega-3, “hicimos un modelo de sepsis en donde vimos que los niños hospitalizados que eran amamantados y recibían leche materna o los omega-3 seguían creciendo, mientras que los niños con fórmula deterioraban su estado nutrición”.
En el caso de las madres, se descubrió que requieren más proteínas en su dieta durante la lactancia (de 0.8 a 1.1 miligramos por kilo por día) para darle el aporte necesario a su bebé; que una mamá a pesar de estar desnutrida puede aportar los nutrientes que su hija(o) necesita para crecer, y que a través de la lactancia hay un traspaso de lípidos que le ayuda a bajar de peso.
Con información de Excelsior