lunes, 30 de junio de 2025.

La vacuna también me pegó

Desde el momento en que se anunció la vacunación contra covid-19 para jóvenes de 18 a 29 años me registré para esperar el momento de ser inoculada, esta noticia me emocionó porque es una protección más efectiva contra el coronavirus y más en este momento de la tercera ola en México.

Desde que abordé el metro yo me sentía súper contenta, veía a mi alrededor y otros jóvenes también llevaban folder en mano con su registro y comprobante de domicilio. ¡Llegamos a la estación Auditorio! Bajando del convoy observé que habíamos muchísimos jóvenes que teníamos el mismo destino, vacunarnos.

Cuando salí del Metro, prácticamente la fila se iba formando sola, pues éramos muchos los que nos dirigíamos al Campo Marte; justo en la esquina del Auditorio Nacional, comenzaba a escucharse la música y los gritos de los ayudantes de Ponte Pilas indicando que nos pegaramos a la valla.

Poco a poco fuimos entrando y la verdad con un poco de inseguridad porque mi alcaldía de residencia es Azcapotzalco, sin embargo, por el peligro que todos corremos decidí lanzarme a vacunar en la Miguel Hidalgo. Los servidores de la Nación nos revisaban el registro que descargué de la página de mivacuna.salud.gob.mx y nuestra Identificación Oficial. ¡Oh sorpresa! Jamás me pidieron mi comprobante de domicilio, nos iban a vacunar a todos siempre y cuando viviéramos en la CDMX, ¡qué felicidad!

Seguimos caminando, me entregaron una ficha e hicimos una pequeña parada en lo que avanzaba otra de las filas del área de espera. Luego de 5 minutos, avancé al área de vacunación, realmente fue rápido el ingreso.

Luego dos minutos de espera, la enfermera nos explicó cómo nos iban a aplicar la vacuna, nos dio instrucciones y esperamos a que preparara la jeringa, la mayoría de los jóvenes del bloque en que yo me encontraba estábamos muy tranquilos por ser picados en el brazo izquierdo. Llegó mi momento, la enfermera se acercó a mi, me inyectó y me pidió que me colocara un algodón presionando mi brazo, fue todo, caminé al área de observación.

Cuando llegué al área del frontón del Campo Marte, esperé y llené algunos datos que faltaban del registro y de pronto… ¡Llegó Pandemio! Bailamos la rola tiktokera Todo de Ti y fue muy padre ver la participación de los jóvenes que estábamos en el lugar, pues todos estábamos de pie y felices de haber sido vacunados.

La verdad, pensé que la iba a librar, no tuve ningún síntoma en todo el día después de ser vacunada, lo único que me dolió fue el brazo. Pero al otro día comenzó el sufrimiento post vacuna.

Desperté muy bien, me dirigí a un desayuno de trabajo y justo a medio evento ¡fiebre! Me empecé a sentir sumamente débil y sudaba como si estuviera en un sauna. Luego de un paracetamol, se fue la fiebre pero seguía sin fuerzas.

Pensé que sería lo único que pasaría, pero no fue todo, aún faltaba más. Comencé a sentir dolor en las articulaciones y en cada músculo de mi cuerpo. La verdad es que dormí bastante bien, creí que al amanecer me sentiría al cien, pero no ¡fue peor!

Desperté aún con dolor de cuerpo, pero justo después de las dos de la tarde ¡pum! A la cama, sí, la vacuna me tumbó. Por un momento pensé que saldría victoriosa de esta experiencia, pero no, aunque la verdad me fue mejor que a otros amigos o conocidos. Mi tortura terminó y hoy me siento al cien. Pero no, no estuvo chido.

Lo último que puedo decirles es que nos felicito por haber sido responsables, por acudir a los centros de vacunación y no cuestionar nada respecto a la vacuna que nos aplicarían.

Sigamos cuidándonos, el estar vacunados no nos garantiza no enfermar, aun nos falta nuestra segunda dosis ¡seamos responsables!

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