La mayoría de las personas han sufrido los desagradables efectos secundarios del alcohol al menos una vez en su vida. Pero cuando alguien tiene un dolor inusual en respuesta al alcohol (que no tiene nada ver con la resaca), es importante analizar las posibles causas.
Algunas personas que consumen alcohol experimentan dolor nada más beber. Sí, es raro, pero el dolor puede aparecer inmediatamente después de beber o varias horas después. La mayoría de las veces, este dolor se debe a una intolerancia al alcohol o a alergias al alcohol u otros ingredientes de bebidas. Sin embargo, casi nadie se ha parado a pensar que el simple hecho de sentirse mal por tomar un bombón relleno de licor o un sorbo de cerveza podría conducir a un diagnóstico de cáncer.
De hecho, existe un tipo de cáncer, el más común en los jóvenes, que puede desencadenar síntomas al beber alcohol. Nos referimos al linfoma de cáncer, el cáncer de sangre que ocurre con más frecuencia.
Existen alrededor de 60 tipos diferentes de linfomas, que se agrupan -en general- en linfomas de Hodgkin y no Hodgkin. Los síntomas incluyen un bulto en el cuello, axila o ingle, sensación de cansancio sin motivo, pérdida de peso inexplicable, sudoración excesiva por la noche y picazón constante sin motivo.
Pero ahora podría haber otra forma muy diferente de descubrir este cáncer debido al «dolor inducido por el alcohol», según publica New York Post.
Aproximadamente uno de cada 20 jóvenes experimentará dolor inducido por el alcohol, dice Lymphoma Action. Esas molestias se notan en los ganglios linfáticos, glándulas que se encuentran comúnmente en el cuello, la axila y la ingle. La hinchazón puede presionar los vasos sanguíneos, nervios u otras estructuras cercanas.
«Los ganglios linfáticos están repletos de células anormales cuando hay cáncer», cuenta a The Sun el doctor Graham Collins, hematólogo de la red de hospitales Oxford University del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido. «El alcohol puede relajar los vasos sanguíneos, lo que puede provocar un aumento adicional de la presión dentro de los ganglios linfáticos, ejerciendo presión sobre la cápsula circundante y causando dolor».
Aproximadamente uno de cada 20 jóvenes experimentará dolor inducido por el alcohol, dice Lymphoma Action. Esas molestias se notan en los ganglios linfáticos, glándulas que se encuentran comúnmente en el cuello, la axila y la ingle. La hinchazón puede presionar los vasos sanguíneos, nervios u otras estructuras cercanas.
«Los ganglios linfáticos están repletos de células anormales cuando hay cáncer», cuenta a The Sun el doctor Graham Collins, hematólogo de la red de hospitales Oxford University del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido. «El alcohol puede relajar los vasos sanguíneos, lo que puede provocar un aumento adicional de la presión dentro de los ganglios linfáticos, ejerciendo presión sobre la cápsula circundante y causando dolor».
Si los ganglios linfáticos están inflamados, la linfa (una sustancia líquida, similar a la sangre, que circula y pasa a través de los filtros que proporcionan los vasos) tendrá dificultades para cumplir su función, que consiste en atravesar el cuerpo y eliminar las células o partículas dañadas.
Existe una larga historia de esta asociación entre el alcohol y el dolor en la enfermedad de Hodgkin. Si revisamos la literatura científica encontramos estudios que confirman esta teoría, como este informe realizado por médico de Harvard publicado en Anesthesiology: “Se ha informado que el contenido de alcohol de un chocolate relleno de licor o incluso un sorbo de cerveza desencadena el dolor».
Los científicos no conocen la razón exacta del dolor relacionado con el alcohol en la enfermedad de Hodgkin, pero existen varias teorías. Algunos creen que el dolor está relacionado con la expansión de los vasos sanguíneos dentro del ganglio linfático provocada por la exposición al alcohol en el torrente sanguíneo, tal y como recoge este artículo de VeryWellealth.
En concreto, las mujeres con linfoma de Hodgkin son más propensas a sentir dolor al beber. Además, el inicio del dolor es inmediato, quienes lo sufren dicen que puede ser ‘punzante’, y la intensidad varía de leve a insoportable, lo que les obliga a dejar el alcohol por completo.
Algunos pacientes también han reconocido que sienten dolor severo en el pecho minutos después de ingerir solo dos o tres sorbos de alcohol, y que por eso toman analgésicos cuando beben, sin saber que el dolor era una señal de advertencia de una enfermedad mortal.
Por tanto, si notas un bulto en la garganta o experimentas dolor en el cuello, la ingle o la axila (hayas o no tomado algo con alcohol) deberías decírselo a tu médico lo antes posible ya que el cáncer de linfoma casi siempre se puede tratar; y la mayoría de las personas viven muchos años después de ser diagnosticadas.
La fiebre, el picor, la pérdida de peso y los sudores profundos por la noche son otras señales que pueden ayudar a identificar el linfoma de Hodgkin, que en el momento del diagnóstico se suele confirmar con el agrandamiento de los ganglios linfáticos (en el cuello, las axilas o la ingle) y la aparición de un bulto indoloro.
El diagnóstico del linfoma de Hodgkin debe de realizarse mediante la biopsia de un ganglio linfático sospechoso. La punción por aspiración de un ganglio linfático inflamado, estrategia muy frecuentemente utilizada para el diagnóstico de los tumores sólidos en Oncología Médica no es una técnica válida para el diagnóstico de los linfomas en general porque no permite ver la estructura del ganglio al microscopio. En algunos casos se puede utilizar la biopsia con aguja gruesa.
Por otro lado, no siempre hay que ponerse en lo peor, ya que a veces la genética está detrás de esta reacción tan inmediata al alcohol. Como señalábamos al principio, la intolerancia al alcohol puede hacer que las personas tengan síntomas desagradables después de beber alcohol, como enrojecimiento de la piel, náuseas y vómitos, dolor de cabeza y palpitaciones. Esto de debe a la escasez de una enzima que descompone el alcohol en el cuerpo, llamada alcohol deshidrogenasa. Los síntomas también pueden estar relacionados con el síndrome carcinoide o con una mutación genética que se encuentra con mayor frecuencia en personas de etnia asiática.
Con información de Yahoo Noticias