Al llegar a las escaleras de acceso a la estación Tasqueña de la Línea 2 del Metro se escuchan gritos.
Son grupos de vendedores ambulantes: “lleve su cargador para todas las marcas de celulares, tenemos pilas, fundas, micas, bastones o lo cambiamos de compañía sin ningún costo”.
Más adelante una pareja ofrece ropa interior: “Sorprende a tu novia, esposa o amante; ahí está la tanga, el bóxer o los calcetines”.
Andenes, pasillos y vagones del Sistema de Transporte Colectivo (STC) se han convertido en el escaparate para cientos de ambulantes.
A unos metros de las taquillas ofertan galletas, muéganos, paletas, chicles, pastillas y cigarrillos.
Llegar hasta los andenes representa superar tapetes, manteles, cartones y vendedores que limitan el paso, generando aglomeraciones en plena pandemia.
Son casi las 8:00 horas y un policía bancario también advierte a los usuarios que es una zona de asaltos frecuentes: “cuiden sus mochilas; todas las bolsas van al frente, también sus carteras y celulares.
Eviten ser robados”, grita el agente José.A bordo del convoy, entre las estaciones Ermita y Portales de la misma Línea 2, pese a la presencia de más policías, dos vendedores ofrecen gel antibacterial, cubrebocas y audífonos.
Con información de Excelsior