Difícilmente se puede comprender el discurso de división que promueve el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Mucho se le critica que descalifique a sus opositores, que los excluya del deseo nacional de sacar a México del atoradero en el que está.
López Obrador ha cambiado su frase de amor y sin venganza a la de llamar a sus opositores como neofascistas, mezquinos y canallas.
Y es que el accidente donde perdieron la vida la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso y el coordinador de los senadores panista, Rafael Moreno Valle ha demostrado que el Presidente no tiene capacidad de aceptación de crítica ni mucho menos de entender una oposición.
Acostumbrado a ser la oposición en las dos últimas décadas, el actual Presidente busca una división de la sociedad que le beneficia a todas luces.
En Palacio Nacional pareciera que no tienen la mayor preocupación por la crítica que se le hacen a las expresiones presidenciales, para qué si son y serán siempre sus opositores.
A Andrés Manuel y su equipo solo le interesa mantener el grupo de personas que votaron por él. Quieren tener contentos a los 30 millones de mexicanos que le dieron la presidencia.
Mantienen ese grupo que lo apoya en sus consultas, que lo aplaude en los aeropuertos, a esos usuarios de redes sociales que lo defiende.
Con es apoyo para qué desgastarse con una crítica que puede ser coherente pero que no le sirve nada a Andrés Manuel López Obrador.
Aquí no los ve ni los escucha. Ya tienen quien le aplauda.
Muchas felicidades a todos los lectores de @enteratd muchas felicidades a Raquel y Luisa. Les deseo a todos que 2019 esté lleno de salud y éxitos.
@agsarubbi