Estamos en el primer tercio de la campaña y podríamos ya estar hablando de un primer gran perdedor: el candidato del PRI, José Antonio Meade.
Después del debate del pasado 21 de abril, la única nota que ha dado el ex secretario de Hacienda es que no declinará a favor del candidato del Frente, Ricardo Anaya para detener el avance firme de Andrés Manuel López Obrador.
Y cómo en política realidad es percepción, el aspirante priísta se ha metido en un serio problema. Ha respondido a un rumor que lo está matando. En el imaginario colectivo está permeando seriamente que Meade no da una y su candidatura ya es completamente desechable.
Me llama la atención que Meade y su equipo de expertos -en donde se encuentran buenos amigos- no se hayan salido de esa ola informativa que los está revolcando.
Y es que en elecciones siempre hay que ganar la percepción, aunque las encuestas te sitúen en cuarto lugar, tú declara que vas arriba; que cuando los reporteros te pregunten si vas a declinar, afirma que aceptas que los otros renuncien a sus aspiraciones y se unan contigo.
No hay nada peor que aceptar una derrota antes de tiempo.
Cómo nunca, México vive una etapa donde el rumor es más fuerte que la información. Las redes sociales han creado una nueva realidad, que si bien muchas veces es falsa, es fundamental ganarla y ahí Meade está dejando que el rumor de su declinación se fortalezca a 60 días de la elección.
@agsarubbi
