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PREP y conteos rápidos ¿Crónica de una muerte anunciada?

lunes, 26 de febrero de 2018
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En estos días, a través de los medios de comunicación, hemos sido informados que el PREP y los conteos rápidos serán más lentos y que, en pocas palabras, nos iremos a dormir sin saber el nombre del ganador.

 

Sin duda, cuando leemos los titulares no entendemos cuál es el origen de la decisión y, por qué se ha desatado una guerra de declaraciones entre el INE y el Tribunal Electoral, en donde unos y otros se culpan, mutuamente.

 

Esta decisión se originó en el rechazo del Tribunal de las modificaciones al Reglamento de Elecciones del INE, las cuales tenían como propósito agilizar el llenado de las actas y, así alimentar de manera rápida el PREP y el conteo rápido.

 

Ello, con la finalidad de que los resultados de las elecciones fueran entregados, de manera anticipada, a los consejos distritales, sin que hubiera la necesidad de contabilizar todas las elecciones federales como locales que se efectuaran en las casillas únicas que, en algunos casos, serán de 6, 5 y hasta 4 tipos de elecciones, lo cual representa un gran universo de votaciones.

 

Sin embargo, el Tribunal, resolvió que era necesario esperar a la contabilización de los votos de todas las elecciones y contar con la firma del acta por parte de todos los funcionarios de casilla.

 

Esto es, bajo la bandera de la certeza y la legalidad, el Tribunal sostuvo que la normatividad electoral debía seguirse a pie juntillas, ya que permitir flexibilizar las reglas de escrutinio y cómputo podría producir la pérdida o manipulación de las boletas electorales.

 

Pero, a modo de pregunta, ¿un juez constitucional, en la aplicación de la ley, no está obligado a interpretarla de acuerdo a la experiencia acumulada de los procesos electorales anteriores? ¿No fue en el 2006 que la falta de conocimiento de los resultados electorales alimentó la idea de un fraude electoral?

 

Es por ello, que me atrevo a señalar que, con la decisión adoptada por el Tribunal, una vez más se tomó una decisión desde el escritorio y no partir de una comunión de la teoría y la práctica.

 

En contrapartida, el Tribunal, bajo el argumento formal de que todos los funcionarios de la casilla tienen la obligación firmar el acta de escrutinio y cómputo de todas las elecciones que están en juego, impidió que los resultados fluyan de manera expedita.

 

Hecho que pudo ser superado, si el Tribunal hubiera considerado que esta será una de las elecciones más vigiladas de la historia, más si valoramos que las coaliciones existentes, contarán con al menos 6 representantes por cada coalición.

 

Y, por otro lado, no dimensionaron la composición de la casilla única, pues tenemos la presencia de un secretario y un escrutador adicional con lo cual, aún en el caso de enviar a un funcionario de manera anticipada para entregar los resultados, la mesa continuaría en funcionamiento con todos sus integrantes.

 

Pero, al no considerar esas variables, se abre un espacio para la especulación de un probable fraude electoral.

 

¿No será este escenario la crónica de una muerte anunciada? Al no existir certidumbre, la moneda está en el aire y como dirían por ahí “Nunca hagas cosas buenas que parezcan malas”.

 

Ante este escenario, el INE ha propuesto alimentar el conteo rápido vía telefónica, solución que corre el riesgo de estar al margen de la ley, generando mayor incertidumbre.

 

Por lo que, no nos queda más que hacer un llamado a la implementación de una intensa campaña de comunicación que explique a los ciudadanos la posible demora en los resultados electorales el próximo 1 de julio.

 

Así, en el mediano y largo plazo como vacuna a este mal de la desconfianza, habrá que cuestionarnos sobre la pertinencia de una segunda vuelta o del voto electrónico, para así quitar presiones indebidas y poner un cerrojo al descrédito.

 

@JorgeAljovin

 

aljovin.consultores@gmail.com

 

   

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