Mucho se ha hablado de la aplicación tecnológica que el INE les dio a los aspirantes a candidaturas independientes para recabar firmas de apoyo ciudadano para este proceso electoral.
Que si es deficiente, que si no toma la fotografía, que si es para teléfonos caros, que si el Instituto tuvo que hacer una actualización y que si es limitativa; que el órgano electoral ya aprobó ampliar el plazo por los errores que cometieron los propios candidatos.
Todos eso es cierto, pero hay un error garrafal en la herramienta digital que proporcionaron los consejeros electorales, ésta no genera educación cívica entre los mexicanos.
Nuestro país es una de las naciones con el peor desarrollo político del mundo. Casi todos los mexicanos ven con malos ojos la forma en que hacemos política, los partidos padecen su peor desprestigio y los gobernantes solo unen burlas.
La forma de expresión de los mexicanos son los memes e ilustrar la vergüenza que los gobernantes nos dan. De ahí no pasamos porque no tenemos otra forma de expresarnos. Los espacios políticos se nos cierran, las leyes que promueven la participación son tan limitadas y obstaculizadas.
México está en un callejón sin salida sumamente peligroso. El estado no está generando plataformas de participación, al contrario, obstaculiza el ejercicio al que tiene derecho todo mexicano de jugar a la política.
De ahí que sea fundamental dejar que las candidaturas independientes se desarrollen, pero no aquellas que tienen como eje central personajes que no tuvieron cabida en sus partidos, sino aquellos ciudadanos que no cuenta con intereses de grupo.
Urge que el INE y el estado mexicano abran espacios de desarrollo político de la sociedad.
Estamos en una coyuntura fundamental para el futuro del país, o la sociedad cuenta con espacios o padeceremos algo que peor que una revolución, que es la indiferencia total.
Octavio Paz nos lo dijo y hay que comprenderlo “la libertad no necesita alas lo que necesita es echar raíces”. Es momento de echar raíces a la participación ciudadana.