Los pacientes con trasplante de hígado y un tratamiento inmunosupresor tienen más riesgo de contraer COVID-19, pero desarrollan cuadros graves con menos frecuencia que el resto de los pacientes.
Así lo han comprobado investigadores del Centro de Investigación Biomédica (CIBER) de Enfermedades Hepáticas y Digestivas, dependiente del Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación.
Los investigadores de este centro, según informó el Instituto, coordinaron el mayor estudio que se ha realizado en pacientes inmunosuprimidos y han comprobado que la terapia que reciben podría protegerlos frente al proceso que se produce en el organismo conocido como “tormenta de citoquinas“.
Así, el fármaco inmunosupresor más utilizado en trasplante hepático se ha relacionado con una menor necesidad de ventilación mecánica, menos ingresos en UCI y menos riesgo de fallecimiento, dada su actividad antiviral ya demostrada frente a otros tipos de coronavirus.
La investigación, cuyos resultados se han publicado en Journal of Hepatology, se ha realizado en 22 centros de trasplante españoles integrados en la Sociedad Española de Trasplante Hepático (SETH) y han participado ocho grupos del CIBER de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD), que ha identificado 111 personas trasplantadas afectadas por el coronavirus
El trabajo analizó una representación de pacientes trasplantados de hígado y se ha comparado con la población general infectada por SARS-CoV-2 en el mismo periodo.
La cohorte de pacientes con trasplante de hígado fue seleccionada durante la fase ascendente de la curva epidémica de Covid-19 en España, entre el 28 de febrero y el 7 de abril de 2020.
En dicho periodo, 111 pacientes trasplantados de hígado en España fueron diagnosticados de COVID-19, según ha informado el Instituto de Salud Carlos III.
Tras el seguimiento, comprobaron que 96 pacientes (el 86.5 por ciento) ingresaron en el hospital, 22 (19.8 por ciento) necesitaron ventilación mecánica y 12 (10.8 por ciento) ingresaron en la UCI.
Un total de 35 pacientes (31.5 por ciento) sufrieron un COVID “grave”, y la tasa de mortalidad entre este grupo de trasplantados fue del 18 por ciento, menor que en la población general de la misma edad y sexo.
El doctor Manuel Rodríguez Perálvarez señaló que el hallazgo fue “completamente inesperado” ya que estos pacientes tienen una morbilidad mayor que la población general y era también de esperar que fuera mayor ante esta enfermedad.
La alta incidencia del COVID-19 en estos pacientes, aunque no deriven en cuadros tan graves, sí pone de manifiesto, según los autores de la investigación, la necesidad de extremar las precauciones en el distanciamiento social, el uso de mascarilla e higiene de manos, además de plantear el acceso prioritario a la vacuna frente al SARS-CoV-2 cuando esté disponible.
Con información de EFE