La masacre de 17 estudiantes y maestros en la preparatoria Marjory Stoneman Douglas de Parkland (Florida) perpetrada por Nikolas Cruz, de 19 años, con un rifle AR-15, no sólo conmocionó a EU, sino que reavivó el debate sobre la indiscriminada venta de armas en el país.
Con inmediatas movilizaciones de maestros y estudiantes sobrevivientes a la tercera balacera más letal en la historia reciente del país que el FBI, policías locales y Servicios Sociales del estado pudieron evitar, poniendo más atención a más de 20 advertencias sobre declaraciones, comentarios en redes sociales y compra de armas del asesino; y que habría cobrado menos muertes, si cuatro policías armados, comisionados para “proteger” la escuela, hubieran confrontado a Cruz, en lugar de permanecer fuera del colegio, hasta que llegaran más patrullas.
No sólo eso, cuando finalmente entraron a la escuela para detenerlo con los refuerzos que llegaron, Cruz no estaba. Tenía casi una hora de haber salido de la escuela mezclado con otros estudiantes, para tomar una bebida en McDonald’s y luego parar en otro restaurante de comida rápida.
Con manifestaciones, declaraciones y demandas estudiantes y maestros sobrevivientes, con apoyo de familiares de las víctimas, iniciaron una lucha para no permitir una balacera más.
En cuestión de horas, la cadena de televisión CNN montó un Foro de Discusión transmitido a nivel nacional, en que los sobrevivientes de la masacre del 14 de febrero, reclamaron a legisladores federales y a la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) restaurar la prohibición en la venta de armas de fuego, de cargadores de alta capacidad y revisión de antecedentes penales obligatoria.
Mientras, en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump escuchó demandas similares en una reunión con sobrevivientes y deudos de las víctimas de varios tiroteos.
Trump ofreció adoptar medidas como restaurar la prohibición que revocó en febrero del año pasado, para que personas con enfermedades mentales no puedan adquirir armas de fuego; además, instruyó al Procurador Jeff Sessions a analizar la prohibición de “bump stocks” que convierten armas semiautomáticas en automáticas.
También mencionó la posibilidad de aumentar la edad límite para comprar armas, de 18 a 21 años, lo que enfrentó la férrea oposición de la NRA, que contribuyó a su campaña con 30 millones de dólares.
Entonces Trump lanzó otra propuesta y durante una intervención ante el Comité de Acción Política Conservadora defendió a la Asociación Nacional del Rifle.
En declaraciones en la Casa Blanca y en su cuenta de Twitter, señaló que “mucha gente no entiende o no quiere entender” que Wayne (La Pierre) y los que dirigen la NRA “son buena gente y grandes patriotas americanos, que aman al país y hacen lo adecuado”. Y sugirió como “solución”, no reducir sino comprar más armas y entrenar a maestros para “que protejan a sus alumnos” en las escuelas, lo que ha sido rotundamente rechazado.
Marco Rubio, Senador Republicano por Florida, beneficiario de contribuciones de la NRA, rechazó la medida y conmovido por el reclamo de Fred Guttenberg, cuya hija de 14 años fue asesinada por la espalda, dijo que podría apoyar restricciones a la venta de armas de asalto y cargadores de gran capacidad, así como hacer obligatoria la revision de antecedentes penales.
Y no fue el único. Rick Scott, gobernador de Florida, propuso incrementar a 21 años la edad mínima para la compra de armas, ahora de 18 (es decir, los jóvenes de 18 pueden comprar rifles pero no alcohol), enviar a un oficial de policía por cada mil alumnos de escuelas, como seguridad, comprar más detectores de metal para prevenir el ingreso de armas, vidrios a prueba de balas y puertas de acero, más consejeros para jóvenes con problemas de salud mental, prohibir los bump stocks y revocar el recorte de impuestos para pagar más seguridad en las escuelas.
AMANAZAN VENTAS MILLONARIAS
Ante el rápido movimiento alimentado por emotivos y enérgicos discursos de la estudiante Emma González, símbolo de esta lucha y que amenaza reducir las multimillonarias ventas de armas en EU, la NRA envió primero a su vocera Dana Loesch a desviar la atención de la venta de armas, para enfocar la responsabilidad de la masacre a las fallas del FBI y corporaciones policiacas.
De acuerdo a estimaciones del Servicio de Investigación del Congreso, en EU hay más de 310 millones de armas, que están en manos del 20% de la población estadounidese. Cifra que aumenta cada año con la producción superior a 10 millones de rifles, escopetas y pistolas.
Análisis del diario The Washington Post señalan que desde la balacera de Columbine, en 1999, más de 150 mil estudiantes de 170 primarias y secundarias, han experimentado el trauma de balaceras en sus escuelas.
Sólo en 2018 se tiene un registro de 18 balaceras en colegios, de las que 5 ocurrieron en horas de clase, dejando sólo heridos.
Ante un creciente rechazo de estadounidenses que reconsideran la fuerte influencia de la NRA en la política, más de dos docenas de empresas de aviación, renta de autos, bancos y otras les retiraron descuentos en rechazo a su política, como consecuencia de este movimiento que amenaza afectar los intereses económicos de la poderosa industria de las armas.
Esa organización, a través de su vocera Dana Loesch atacó a “los medios de comunicación diciendo que “aman las masacres” y que “las lágrimas de mujeres blancas son oro molido para ratings” de las cadenas de televisión”, lo que generó una condena general.
En una intervención ante el Comité de Acción Cívica Conservador CPAC, Wayne La Pierre, vicepresidente de la organización que controla el Congreso Republicano destinando casi 120 millones de dólares para campañas políticas, declaró una guerra abierta contra quienes promueven restricciones en la venta de armas.
Acusó a los estudiantes de “ser actores políticos” manejados por grupos “socialistas” interesados, no en la seguridad de los niños en las escuelas, dijo, sino en restringir las libertades consagradas en la Constitución.
La Pierre calificó los intentos por más control en la venta de armas, como “ataques a la 2a. Enmienda Constitucional”, que -dijo- permite la creación de milicias y la posesión de armas de fuego”, asegurando que “se trata de la embestida de fuerzas que buscan implementar el socialismo en EU”.
Lejos de que su mensaje tuviera el impacto que esperaba, legisladores republicanos se unieron a los demócratas en la búsqueda consciente de un importante cambio de cultura, que permita resolver, ahora sí, de una vez por todas, la venta indiscriminada de armas que deja a más de 19 mil empresas con ganancias multimillonarias, que tratan de mantener a toda costa, aún a pesar de la constante y cada vez mayor epidemia de balaceras en escuelas, templos, centros comerciales, cines y calles de la unión americana.