El Wigan, de la tercera categoría del balompié británico, protagonizó la gran sorpresa de los octavos de final de la FA Cup, al echar de la competición al todopoderoso Manchester City de Pep Guardiola.
Si hace cinco años el Wigan, entonces dirigido por el español Roberto Martínez, necesitó la prórroga para derrotar con un gol de Ben Watson al Manchester City en la final de Copa que ambos disputaron en 2013, en esta ocasión no tuvo que esperar tanto.
Un tanto del delantero norirlandés Will Grigg a once minutos para la conclusión permitió al Wigan vivir otro cuento de hadas, con un desenlace más inesperado este lunes dada la diferencia existente ahora entre el líder de la Premier League y el modesto conjunto de la Tercera División inglesa.
Distancia sideral que apenas tardó en plasmarse siete minutos, el tiempo que tardó el Manchester City en disponer de dos clarísimas ocasiones para inaugurar el marcador.
Pero ni el argentino Kun Agüero, que envió por encima del travesaño un centro medido del portugués Bernardo Silva, ni el alemán Ilkay Gündogan, que se estrelló con el meta local Christian Walton, supieron acertar.
Fue un anticipo de los numerosos problemas que padeció el conjunto citizen para trasladar al marcador su incuestionable superioridad sobre el terreno de juego.