No hay nada peor en la vida de las instituciones que su futuro esté definido por sus dirigentes.
Cuando la fortaleza de un régimen o de una dependencia está basada en “el protagonismo” de quienes la encabezan, tienden a desaparecer.
Así podemos adelantar que cuando Andrés Manuel López Obrador termine su presidencia -creyéndole que no buscará modificar la Constitución para reelegirse- el régimen de Morena seguramente terminará.
Para bien o para mal, Morena depende de la vigencia de Andrés Manuel López Obrador. Lo errores de sus subalternos en estos más de 60 días nos lo indica.
El caso más radical es el Instituto Nacional Electoral, institución fundamental para la democracia mexicana, donde miles de trabajadores garantizan que los votos se cuenten y se cuenten bien, está sucumbiendo por el protagonismo de algunos de sus Consejeros, que estallan con declaraciones mediáticas que afectan seriamente la vida del INE que conocemos.
Primero lo hizo el Consejero Ciro Murayama, quien acusó a Morena y a su entonces candidato, Andrés Manuel López Obrador de haber utilizado un fideicomiso de damnificados de los sismos para financiar su campaña.
Dicha acusación fue desmentida por el propio Presidente electo en su momento e integrantes de Morena, posteriormente Murayama no pudo probar ante el Tribunal Electoral Federal su acusación. Tuvo que guardarse sus argumentos y callar.
En plena discusión del Presupuesto, el Presidente del INE, Lorenzo Córdova recriminó al Congreso la reducción de 950 millones de pesos al presupuesto del Instituto.
Afirmó que con los más de 11,000 millones de pesos que les aprobaron no podrían organizar elecciones locales y es más, se ponía en peligro la gratuidad de la credencial para votar.
Sin embargo, el pasado 6 de febrero, el Consejo General del INE aprobó por primera vez en su corta historia como autoridad nacional, atraer y organizar todo el proceso electoral en el Estado de Puebla.
Alegaron que los comicios serían muy reñidos y controvertidos, por lo que hacían a un lado al Instituto local. Un día después, el Consejero Córdova recibió el regalo de que el Congreso poblano le autorizaría 450 millones de pesos para los comicios.
Dos declaraciones en este nuevo gobierno que han marcado al INE por el protagonismo de quienes lo dirigen.
Hoy, Murayama y Córdova guardan silencio. Buscan asegurar la dirección de un órgano que ha perdido credibilidad por la estridencia de declaraciones que golpean pero no proponen soluciones.
Con Puebla, los Consejeros aseguran seis meses de vida, quizá el año, pero como dicen en los pasillos de Palacio Nacional, los días están contados al INE como lo conocemos actualmente.
@agsarubbi
