Como nunca, este proceso electoral ha estado marcado por escándalos y violaciones a derechos políticos de los mexicanos.
Estamos a un mes de que terminen las campañas electorales y en la boleta que se reparten ya a los mexicanos en el exterior, se presenta a una candidata que ya no es.
Uno de los seis principios rectores de la actuación del Instituto Nacional Electoral es garantizar la certeza en los comicios, concepto de lo que precisamente ha carecido esta elección.
Según el Diccionario de la Real Academia, certeza proviene de la palabra cierto, y es aquello que tiene un conocimiento seguro y claro de algo.
Y precisamente es de lo que ha carecido este proceso electoral, de conocimiento seguro y claro, propiciado principalmente por un Consejo General del INE más interesado en el protagonismo de sus integrantes y sobre todo en quedar bien con los partidos políticos.
Todo empezó mal, porque jamás se cuidó el espacio que la ley había considerado para los ciudadanos, las candidaturas independientes.
El INE aprobó una aplicación tecnológica que limitaba los derechos políticos de los mexicanos al otorgar su apoyo por medio de un tercero, esto permitió que políticos profesionales excluidos y enojados con sus partidos, se apoderaran de esta figura.
Posteriormente, los consejeros del INE desdeñaron la denuncia en torno a un mercado negro de credenciales de elector y datos personales, que garantizó que solo llegaran a la boleta políticos con apoyo económico, pero sin base social.
El resultado fue desastroso, una candidata aprobada por la autoridad electoral para competir que tuvo que renunciar por falta de recursos, pero sobre todo de empuje ciudadano real; la imposición por parte del Tribunal Electoral de un aspirante que cometió todas las trampas para lograr la candidatura, y un senador con licencia que compró millones de micas las cuales no pasaron la revisión legal y que mejor tuvo que huir a una candidatura de partido.
Esto ha provocado que la ciudadanía mantenga la incertidumbre en la elección. Cada día es más recurrente escuchar en los cafés y entre las familias la duda de por quién votar.
Los candidatos carecen de propuestas que resuelvan los principales problemas de los mexicanos, la política cada día está más alejada de la ciudadanía y el resultado puede ser previsible, el abstencionismo registrará el primero de julio, un lugar importante en las cifras finales.
Y si a esta desconfianza de los mexicanos a la política le sumamos una boleta electoral que contendrá el nombre de una candidata que no lo es, la falta de certeza podría ser un elemento que puedan usar quienes no ganen y vean en elección un supuesto fraude.
@agsarubbi
