En el telar de la historia, a menudo nos encontramos con hebras que, al ser tejidas con valentía y visión, forman una trama capaz de cambiar la realidad. La reciente iniciativa presentada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), es una luz de cómo la acción legislativa puede trascender las páginas de la ley para tocar los corazones y cambiar paradigmas.
Si estimado lector, en un país donde la inclusión ha sido un desafío pendiente, la propuesta de la legisladora tricolor Carolina Dávila Ramírez no es simplemente un cambio legal; es una declaración audaz que busca transformar la percepción y el trato hacia las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) en México. Este no es solo un acto legislativo; es un llamado a la construcción de una sociedad que abrace la diversidad y respete la singularidad de cada individuo.
El reconocimiento de los derechos fundamentales de las personas autistas y sus familias es el pilar sobre el cual descansa esta iniciativa. La inclusión en los ámbitos social, educativo y laboral se convierte en un derecho inalienable, respaldado por la introducción de los conceptos de «maestro sombra» y «persona cuidadora». Estos términos no son solo palabras; son la clave de una revolución silenciosa que busca crear un entorno donde todos tengan la oportunidad de florecer.
El «maestro sombra» emerge como un aliado esencial en este viaje hacia la inclusión. Más que un educador especializado, es una guía que navega por la singularidad de cada individuo con TEA. La evaluación funcional propuesta no solo reconoce las diferencias, sino que las celebra, estableciendo así las bases para un desarrollo pleno y personalizado.
La iniciativa no se limita a las personas autistas; También reconoce la importancia crítica de sus familias y personas cuidadoras. El derecho a permisos con goce de sueldo en situaciones de emergencia destaca la interconexión vital entre el bienestar de las personas con TEA y el apoyo de sus seres queridos. Es un recordatorio concreto de que la inclusión no es solo un acto institucional, sino un compromiso comunitario.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) se une a este compromiso, promoviendo la inclusión en el sector laboral público y privado. La adaptación de espacios y condiciones laborales es más que una medida; es un compromiso tangible para garantizar que cada individuo, independientemente de sus diferencias, tenga la oportunidad de contribuir y prosperar.
El énfasis en datos precisos y relevantes es una alegría en la corona de esta iniciativa. La generación de indicadores clave por parte del Subsistema Nacional de Información Demográfica y Social no solo es un acto de transparencia, sino una herramienta esencial para comprender y abordar las necesidades de las personas con TEA de manera efectiva.
En un mundo donde la conciencia y la comprensión son monedas preciosas, esta iniciativa destaca la importancia de la participación activa de la sociedad. La diputada Dávila Ramírez y sus colegas legisladores han levantado la voz para visibilizar las barreras y exclusiones que enfrentan las personas con TEA y sus familias. Sin embargo, este llamado a la acción no puede ser cumplida solo desde las altas esferas; requiere la participación y el compromiso de cada miembro de la sociedad.
La estadística de la Organización Mundial de la Salud (OMS), revela que uno de cada 100 niños tiene autismo, y debería resonar en nuestras conciencias. En México, donde 400 mil niños viven con TEA pero solo uno de cada 115 es diagnosticado, la necesidad de un cambio es evidente.
Esta iniciativa no solo busca cambiar las leyes; busca cambiar vidas, ofreciendo a las personas con TEA la oportunidad de ser plenamente reconocidas, comprendidas y aceptadas en nuestra sociedad. Es un llamado a la empatía, a la acción ya la construcción de un futuro donde la inclusión sea la norma y la diversidad sea celebrada como la riqueza que verdaderamente es. Pues sí, estará de acuerdo conmigo, es una propuesta que vela por un legítimo derecho, y que vale la pena apoyar. Hasta la próxima….