Día Internacional de la Educación 2025
Enfoque Educativo con Laura Águila Franco
@laura_aguila
Como cada 24 de enero se celebró El Día Internacional de la Educación, mismo que fue proclamado el 6 de diciembre de 2018 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con la finalidad de:
Como bien se conoce, la educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva, por lo que al proclamarse este día internacional, los Estados Miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se comprometen a priorizar la importancia de adoptar medidas que sean garantes de una educación inclusiva y equitativa, de calidad en todos los niveles para que todas las personas puedan acceder a un aprendizaje durante su edad escolar.
La educación como un derecho humano
El derecho a la educación está consagrado en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y esta declaratoria exige que la educación primaria sea gratuita y obligatoria. Por su parte, la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989, rebasa este señalamiento, al determinar que los países deberán hacer que la educación superior sea accesible para todos.
En anteriores ocasiones, ya se ha argumentado que la educación es clave para el desarrollo sostenible, debido a ello, cuando se adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la comunidad internacional reconoció que la educación es fundamental para el logro de los 17 objetivos (ODS), recordando que precisamente el Objetivo número 4 de DesarrolloSostenible se refiere a “garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” para el año 2030.
2025: ¿cuáles son los avances?
Efectivamente lograr la educación universal en un gran desafío, ya que la educación ofrece a los niños y las niñas una oportunidad de salir de la pobreza y un camino para alcanzar un futuro prometedor, sin embargo, la realidad es que 244 millones de niños y jóvenes están sin escolarizar, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni tienen los conocimientos básicos de matemáticas; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria de ciclo inferior y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela, claramente se observa que el derecho a la educación de estas personas se ve afectado y eso lastima fuertemente, ya que sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.
Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, se refirió en su mensaje por el Día Internacional de la Educación 2025, a los desafíos que plantea la inteligencia artificial, expresando lo siguiente:
“La inteligencia artificial encarna el germen de una auténtica revolución antropológica. Con ella se ponen seriamente en entredicho las relaciones entre los seres humanos y las máquinas, así como la concepción que tenemos de nuestra propia inteligencia, la cual durante mucho tiempo se ha considerado un privilegio, si no de los humanos, al menos de los seres vivos”.
Por lo que el lema de este 2025 es: “IA y educación: preservar la autonomía en un mundo automatizado”, con miras a generar reflexiones sobre el poder de la educación para brindar a las personas y a las comunidades, los medios necesarios para navegar, comprender e influir en los avances tecnológicos, de manera urgente, ya que como es bien sabido, amedida que los sistemas informáticos y de IA (Inteligencia Artificial) se vuelven más sofisticados, los límites entre la intención humana y la acción automatizada se diluyen, lo que plantea cuestiones críticas sobre cómo preservar, redefinir e, idealmente, elevar la participación humana en una era de aceleración tecnológica.
Audrey Azoulay enfáticamente solicita a los Estados Miembros de la UNESCO que inviertan en la formación de profesores y estudiantes para hacer un buen uso de la inteligencia artificial en la educación, si bien ofrece grandes oportunidades, no debe perderse de vista que su uso en los centros escolares requiere guiarse por principios éticos claros. Para que el potencial real de esta herramienta beneficie a las comunidades educativas, se requiere tener muy presente que la tecnología debe complementar, y no reemplazar, las dimensiones humanas y sociales del aprendizaje; debe ser una herramienta al servicio de profesores y estudiantes para proporcionarles autonomía y bienestar.
Si bien es una realidad que la inteligencia artificial está cada vez más presente en la educación, principalmente en países con ingresos económicos elevados, en donde las estadísticas marcan que más de dos tercios de los estudiantes de secundaria ya utilizan herramientas generativas de IA (Inteligencia Artificial) para hacer las tareas escolares, y que los docentes están empleando cada vez más la IA (Inteligencia Artificial) para preparar las clases y evaluar los trabajos de los estudiantes, un estudio realizado por la UNESCO en mayo de 2023 en el cualse analizaron 450 centros educativos, arrojó datos relevantes de que en 2022, solo 7 países habían elaborado marcos o programas sobre IA para docentes, y solo 15 habían incluido objetivos de formación sobre IA en sus planes de estudios nacionales.
Con base en esta urgente necesidad, la UNESCO publicó la primera Guía para el uso de IA generativa en educación e investigación en septiembre de 2023 así como dos marcos de competencias en materia de IA para estudiantes y docentes en 2024 donde se abordan tanto el potencial como los riesgos de la IA para un uso seguro, ético, inclusivo y responsable. Estos estudios sugieren establecer un límite de edad de 13 años para el uso de la inteligencia artificial en las aulas.
Importante es recordar siempre que la educación es un proceso fundamentalmente humano que gira en torno a la relación entre el docente y el estudiante. La IA puede ser una asistente poderosa en este sentido, pero nunca podrá reemplazar las habilidades sociales y emocionales de los educadores, quienes buscan garantizar que los intereses de los estudiantes siempre sean la prioridad.